Lactantes:
La exploración de tórax y pulmones en el recién nacido sigue una secuencia similar a la de los adultos. La inspección sin alterar al bebé es la clave y, por este motivo, la auscultación se realiza a menudo a la vez que la inspección. La percusión no siempre es fiable y normalmente no se realiza en los lactantes. Los dedos del examinador pueden ser demasiado grandes para el tórax de un lactante, particularmente en el caso de uno prematuro.
Test de Apgar:
La puntuación de Apgar del neonato 1 y 5 min después del nacimiento aporta mucha información sobre la situación del lactante. Uno cuyas respiraciones son inadecuadas pero que por lo demás es
normal puede tener inicialmente una puntuación de 1 o incluso 0 en frecuencia cardíaca, tono muscular, respuesta a una sonda y color.
Inspeccione la caja torácica, y observe el tamaño y la forma; mida la circunferencia del tórax, que en el lactante nacido a término sano suele medir aproximadamente de 30 a 36 cm, habitualmente 2-3 cm menor que la circunferencia craneal. Esta diferencia entre ambos valores aumenta con la prematuridad. Un lactante con retraso del crecimiento intrauterino tendrá una circunferencia del tórax relativamente menor que la cabeza.
La función pulmonar del recién nacido es particularmente susceptible a diversos factores ambientales. El patrón respiratorio variará con la alimentación y el sueño. En las primeras horas después del parto, el esfuerzo respiratorio puede estar deprimido por la transferencia pasiva de fármacos administrados a la madre antes del parto. Cuente la frecuencia respiratoria durante 1 min. La frecuencia esperada varía de 40 a 60 respiraciones por minuto, aunque no es rara una frecuencia de 80. Los niños nacidos por cesárea generalmente tienen una frecuencia más rápida que los nacidos por parto vaginal. Observe la regularidad de la respiración. Los lactantes respiran por la nariz necesariamente y a esta edad la respiración nasal es frecuente. Cuanto más prematuro sea el lactante en el momento del parto, más probable será que haya cierta irregularidad en el patrón respiratorio.
La tos es rara en el neonato y, si existe, debe considerarse patológica. Por otro lado, los estornudos son frecuentes y esperables, porque limpian la nariz. El hipo también es habitual, aunque normalmente es silencioso, sobre todo después de las comidas. Sin embargo, el hipo frecuente puede ser indicativo de convulsiones, abstinencia de drogas/fármacos o encefalopatía, entre otras posibilidades.
Si la expansión torácica es asimétrica, se debe sospechar algún deterioro de la capacidad del niño de llenar uno de los pulmones.
Palpe la clavícula, la caja costal y el esternón, y observe la pérdida de simetría, masas poco habituales o crepitación. Después de un parto difícil con fórceps, es frecuente la crepitación alrededor de una fractura de clavícula (sin dolor). La apófisis xifoides del recién nacido es más móvil y prominente que la del niño mayor y la del adulto.
Ausculte el tórax. La localización de los ruidos respiratorios es difícil, particularmente en el tórax demasiado pequeño del lactante pretérmino. Los ruidos respiratorios se transmiten fácilmente de un segmento del área auscultatoria a otro; por tanto, puede ser difícil detectar la ausencia de ruidos en una zona determinada. Inmediatamente después del parto, con frecuencia se oyen crepitantes y roncus porque no se ha eliminado por completo el líquido fetal.
El estridor es un sonido penetrante y agudo que la mayoría de las veces se oye en inspiración. Se debe a obstrucción en zonas altas del árbol traqueobronquial.
El quejido respiratorio es un mecanismo mediante el cual el lactante intenta expulsar el aire atrapado por el líquido pulmonar fetal, a la vez que trata de mantener el aire y aumentar la concentración de oxígeno. Si es persistente, debe ser motivo de preocupación. La dilatación de las alas nasales es otro indicador de dificultad respiratoria a esta edad y a cualquiera.
Niños:
Los niños utilizan la musculatura torácica para la respiración hacia los 6 o 7 años de edad. En niños pequeños, una retracción intercostal evidente durante la respiración indica un problema de la vía respiratoria.
Frecuencias respiratorias habituales en niños:
El tórax del niño es más delgado y habitualmente más resonante que el del adulto; es más fácil oír los sonidos intratorácicos, y la hiperresonancia es frecuente en niños pequeños. Mediante percusión directa o indirecta, es fácil pasar por alto la matidez de una consolidación subyacente.
Dada la delgadez de la pared torácica, los ruidos respiratorios del niño pequeño pueden sonar más intensos, más rudos y más bronquiales que los del adulto. Los ruidos respiratorios broncovesiculares se pueden oír en todo el tórax.
Mujeres Gestantes:
Las mujeres gestantes experimentan cambios tanto estructurales como ventilatorios. La disnea es frecuente en el embarazo y normalmente es consecuencia de cambios fisiológicos normales. En conjunto, la mujer gestante aumenta la ventilación respirando con más profundidad pero no con más frecuencia.
Adultos Mayores:
La técnica de la exploración de adultos mayores es la misma que en los adultos más jóvenes, aunque puede haber variaciones en algunos hallazgos esperados. Con frecuencia hay disminución de la expansión torácica. El paciente puede tener menos capacidad para utilizar los músculos respiratorios por debilidad muscular, discapacidad física general o estilo de vida sedentario. La calcificación de las articulaciones costales puede interferir también en la expansión del tórax y, en tal caso, se hace necesario el uso de los músculos accesorios. Las prominencias óseas son marcadas y hay pérdida del tejido subcutáneo.
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